jueves, 6 de diciembre de 2012

Cecilia Roth



Cecilia Rotenberg Rot (Buenos Aires, 8 de agosto de 1956), conocida como Cecilia Roth, es una actriz argentina. Su padre, Abrasha Rotenberg, un judío ucraniano que se estableció en los años 30 en Buenos Aires es escritor, editor y periodista; su madre,  Cecilia, Dina Rot, es  una cantante chilena. Ambos se conocieron  en Argentina. Su hermano es el famoso cantante Ariel Roth
Comienza como actriz en su país hasta que en 1976 se establece en España huyendo de la Dictadura militar. No ha dejado de trabajar en Argentina pese a triunfar plenamente en el cine español desde sus primeras apariciones en Las verdes praderas (1979), de José Luis Garci; Arrebato (1980), de Iván Zulueta o Laberinto de pasiones (1982), de Pedro Almodóvar.
Entre sus películas más relevantes, cabe señalar Un lugar en el mundo (1992) y Martín (Hache) (1997), ambas de Adolfo Aristarain, además de su papel protagonista en Todo sobre mi madre (1999), también de Almodóvar, que le reportan sendos premios Goya a la mejor actriz.
Estuvo casada con el cantautor Fito Páez con quien tiene un hijo; antes se unió en matrimonio con Gonzalo Gil tras una larga relación con el fotógrafo Gorka Duo.


El Experimento ( Oliver Hirschbiegel, 2001)



Das Experiment (El experimento) es una película alemana del director Oliver Hirschbiegel rodada en 2001,  basada en la novela de Mario Giordano, que a su vez se inspira en el experimento  de la cárcel de Stanford.
Este es un conocido estudio psicológico acerca de la influencia de un ambiente extremo, la vida en prisión, en las conductas desarrolladas por el hombre, dependiente de los roles sociales que desarrollaban (cautivo, guardia). Fue llevado a cabo en 1971 por un equipo de investigadores liderado por Philip Zimbardo de la Universidad Stanford. Se reclutaron voluntarios que desempeñarían los roles de guardias y prisioneros en una prisión ficticia. Sin embargo, el experimento se les fue pronto de las manos y se canceló en la primera semana.


El estudio fue subvencionado por la Armada de los Estados Unidos, que buscaba una explicación a los conflictos en su sistema de prisiones y en el del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Zimbardo y su equipo intentaron probar la hipótesis de que los guardias de prisiones y los convictos se autoseleccionaban, a partir de una cierta disposición que explicaría los abusos cometidos frecuentemente en las cárceles.
Los participantes fueron reclutados por medio de anuncios en los diarios y la oferta de una paga de 15 dólares diarios (en 2006 corresponderían a 57 euros diarios) por participar en la «simulación de una prisión». De los 70 que respondieron al anuncio, Zimbardo y su equipo seleccionaron a los 24 que estimaron más saludables y estables psicológicamente. Los participantes eran predominantemente blancos, jóvenes y de clase media. Todos eran estudiantes universitarios.
El grupo de 24 jóvenes fue dividido aleatoriamente en dos mitades: los «prisioneros» y los «guardias». Más tarde los prisioneros dirían que los guardias habían sido elegidos por tener la complexión física más robusta, aunque en realidad se les asignó el papel mediante el lanzamiento de una moneda y no había diferencias objetivas de estatura o complexión entre los dos grupos.
La prisión fue instalada en el sótano del departamento de psicología de Stanford, que había sido acondicionado como cárcel ficticia. Un investigador asistente sería el «alcaide» y Zimbardo el «superintendente».
Zimbardo estableció varias condiciones específicas que esperaba que provocaran la desorientación, la despersonalización y la desindividualización.
Los guardias recibieron porras y uniformes caqui de inspiración militar, que habían escogido ellos mismos en un almacén militar. También se les proporcionaron gafas de espejo para impedir el contacto visual (Zimbardo dijo que tomó la idea de la película Cool hand Luke - La leyenda del indomable). A diferencia de los prisioneros, los guardias trabajarían en turnos y volverían a casa durante las horas libres, aunque durante el experimento muchos se prestaron voluntarios para hacer horas extra sin paga adicional.
Los prisioneros debían vestir sólo batas de muselina (sin ropa interior) y sandalias con tacones de goma, que Zimbardo escogió para forzarles a adoptar «posturas corporales no familiares» y contribuir a su incomodidad para provocar la desorientación. Se los designaría por números en lugar de por sus nombres. Estos números estaban cosidos a sus uniformes. Además debían llevar medias de nylon en la cabeza para simular que tenían las cabezas rapadas, a semejanza de los reclutas en entrenamiento. Además, llevarían una pequeña cadena alrededor de sus tobillos como «recordatorio constante» de su encarcelamiento y opresión.
El día anterior al experimento, los guardias asistieron a una breve reunión de orientación, pero no se les proporcionaron otras reglas explícitas aparte de la prohibición de ejercer la violencia física. Se les dijo que era su responsabilidad dirigir la prisión, lo que podían hacer de la forma que creyesen más conveniente.
Zimbardo transmitió las siguientes instrucciones a los «guardias»:
Podéis producir en los prisioneros que sientan aburrimiento, miedo hasta cierto punto, podéis crear una noción de arbitrariedad y de que su vida está totalmente controlada por nosotros, por el sistema, vosotros, yo, y de que no tendrán privacidad... Vamos a despojarlos de su individualidad de varias formas. En general, todo esto conduce a un sentimiento de impotencia. Es decir, en esta situación tendremos todo el poder y ellos no tendrán ninguno.— vídeo The Stanford Prison Study, citado en Haslam & Reicher, 2003.
A los participantes que habían sido seleccionados para desempeñar el papel de prisioneros se les dijo simplemente que esperasen en sus casas a que se los «visitase» el día que empezase el experimento. Sin previo aviso fueron «imputados» por robo a mano armada y arrestados por polícias reales del departamento de Palo Alto, que cooperaron en esta parte del experimento.
Los prisioneros pasaron un procedimiento completo de detención por la policía, incluyendo la toma de huellas dactilares, que se les tomara una fotografía para ser fichados y se les leyeran sus derechos Miranda. Tras este proceso fueron trasladados a la prisión ficticia, donde fueron inspeccionados desnudos, «despiojados» y se les dieron sus nuevas identidades.


El experimento se descontroló rápidamente. Los prisioneros sufrieron —y aceptaron— un tratamiento sádico y humillante a manos de los guardias, y al final muchos mostraban graves trastornos emocionales.
Tras un primer día relativamente anodino, el segundo día se desató un motín. Los guardias se prestaron como voluntarios para hacer horas extras y disolver la revuelta, atacando a los prisioneros con extintores sin la supervisión directa del equipo investigador. A partir de ese momento, los guardias trataron de dividir a los prisioneros y enfrentarlos situándolos en bloques de celdas «buenos» y «malos», para hacerles creer que había «informantes» entre ellos. Esta treta fue muy efectiva, pues no se volvieron a producir rebeliones a gran escala. De acuerdo con los consejeros de Zimbardo, esta táctica había sido empleada con éxito también en prisiones reales estadounidenses.
Los «recuentos» de prisioneros, que habían sido ideados inicialmente para ayudar a los prisioneros a familiarizarse con sus números identificativos, evolucionaron hacia experiencias traumáticas en las que los guardias atormentaban a los prisioneros y les imponían castigos físicos que incluían ejercicios forzados.
Se abandonaron rápidamente la higiene y la hospitalidad. El derecho de ir al lavabo pasó a ser un priviliegio que podía, como frecuentemente ocurría, ser denegado. Se obligó a algunos prisioneros a limpiar retretes con sus manos desnudas. Se retiraron los colchones de las celdas de los «malos» y también se forzó a los prisioneros a dormir desnudos en el suelo de hormigón. La comida también era negada frecuentemente como medida de castigo. También se los obligó a ir desnudos y a llevar a cabo actos homosexuales como humillación.

A medida que el experimento evolucionó, muchos de los guardias incrementaron su sadismo, particularmente por la noche, cuando pensaban que las cámaras estaban apagadas. Los investigadores vieron a aproximadamente un tercio de los guardias mostrando tendencias sádicas «genuinas». Muchos de los guardias se enfadaron cuando el experimento fue cancelado.
Un argumento que empleó Zimbardo para apoyar su tesis de que los participantes habían internalizado sus papeles fue que, cuando se les ofreció la «libertad condicional» a cambio de toda su paga, la mayoría de los prisioneros aceptó el trato. Pero cuando su libertad condicional fue «rechazada», ninguno abandonó el experimento. Zimbardo afirma que no tenían ninguna razón para seguir participando si eran capaces de rechazar su compensación material para abandonar la prisión.
Los prisioneros empezaron a mostrar desórdenes emocionales agudos. Un prisionero desarrolló un sarpullido psicosomático en todo su cuerpo al enterarse de que su «libertad condicional» había sido rechazada (Zimbardo la rechazó porque pensaba que trataba de un ardid para que lo sacaran de la prisión). Los llantos y el pensamiento desorganizado se volvieron comunes entre los prisioneros. Dos de ellos sufrieron traumas tan severos que se los retiró del experimento y fueron reemplazados.
Zimbardo decidió terminar el experimento prematuramente cuando Christina Maslach, una estudiante de posgrado no familiarizada con el experimento, objetó que la «prisión» mostraba unas pésimas condiciones, tras ser introducida para realizar entrevistas. Zimbardo se percató de que, de las más de cincuenta personas externas al experimento que habían visto la prisión, ella fue la única que cuestionó su moralidad. Tras apenas seis días, ocho antes de lo previsto, el experimento fue cancelado.

Se ha dicho que el resultado del experimento demuestra la impresionabilidad y la obediencia de la gente cuando se le proporciona una ideología legitimadora y el apoyo institucional. También ha sido empleado para ilustrar la teoría de la disonancia cognitiva y el poder de la autoridad.

El experimento fue ampliamente criticado por su falta de ética y considerado en los límites del método científico. Los críticos incluyen a Erich Fromm, que cuestionó si se podrían generalizar los resultados del experimento.


Como fue un trabajo de campo, fue imposible llevar a cabo los controles científicos tradicionales. Zimbardo no fue un mero observador neutral, sino que controló la dirección del experimento como «superintendente». Las conclusiones y las observaciones de los investigadores fueron muy subjetivas y basadas en anécdotas, y el experimento es muy difícil de reproducir por otros investigadores.
Algunos de los críticos al experimento argumentan que los participantes basaban su conducta en cómo se esperaba que se comportasen o que la modelaron de acuerdo con estereotipos que ya tenían sobre prisioneros y guardias. En otras palabras, los participantes realizaban un mero juego de rol. Como respuesta, Zimbardo declaró que, incluso aunque inicialmente pudiera haber sido un juego de rol, los participantes internalizaron sus papeles a medida que el experimento continuó.

(Fuente: Wikipedia)

Las horas (Stephen Daldry , 2002).- Fragmentos del guion




"Querido Leonard. Mirar a la vida a la cara, siempre. Mirar a la vida a la cara y conocerla por lo que es. Y por último, conocerla, y amarla, por lo que es, y entonces guardarla. Guardaré los años entre nosotros, Leonard, siempre. Y el amor. Siempre. Y las horas..."

"Hay momentos en que estás perdida y crees que lo mejor es suicidarte. Quizás sería maravilloso decir que te arrepientes, ¿pero acaso puedes arrepentirte cuando no hay alternativa? Nadie va a perdonarme."

"Alguien tiene que morir para que los demás sepamos apreciar la vida."

".. señora Dalloway... Siempre organizando fiestas para disimular el vacío."



"Quizás sería maravilloso decir que te arrepientes. Sería fácil. Pero ¿tendría sentido?Acaso puedes arrepentirte cuando no hay alternativa?"

"Pero tendré que enfrentarme a las horas, las horas después de la fiesta... y las que vengan después."

"He seguido viva por ti, pero ahora debes dejar que me vaya."

"Empieces como empieces siempre acabas siendo menos de lo que esperabas."

"Siento con seguridad que me volveré loca de nuevo."



“No creo que dos personas puedan ser más felices de lo que fuimos nosotros.”

“Toda la vida de una mujer en un solo día. Sólo un día. Y en ese día toda su vida.”

“Creo que me mantengo vivo para complacerte.
Es lo que la gente hace. Se mantienen vivos el uno al otro."

"Sólo espera a que muera. Y entonces tendrás que pensar en ti misma. ¿Cómo vas a superar eso?"

"Si pudiera pasear por las mañanas sería un hombre feliz."

“Toda mi vida he podido hacer de todo, excepto lo que realmente quería.”

"¿Qué pasa cuando morimos? Volvemos al lugar de donde venimos. Parecemos pequeños. Pero en paz."

“Ella tiene dos vidas. Tiene la vida que está llevando y también la de los libros que está escribiendo.”

"Todos los fantasmas se están juntando para la fiesta."



"Tienes una obligación con tu locura."

"En todos lados soy atendida por doctores que me informan sobre mis propios intereses."

"Me han robado mi vida."

“Yo no escojo la anestesia sofocante de estos suburbios, sino la sacudida violenta de la capital.”

“Aún el más miserable paciente puede tener alguna decisión con respecto a su prescripción. Es algo que define su humanidad.”

"No puedes encontrar paz evitando la vida."


Arthur Schopenhauer.- “El amor, las mujeres y la muerte.”




“Inspira tal horror el egoísmo, que hemos inventado la urbanidad para ocultarlo como una parte vergonzosa. Pero sobresale a través de todos los velos y se denuncia en todo encuentro, donde instintivamente nos esforzamos por utilizar cada nuevo conocimiento para servirnos en uno de nuestros innumerables proyectos.
Siempre es nuestra primera idea saber si tal hombre puede sernos útil para alguna cosa. Si no nos puede servir, ya no tiene ningún valor… Y tanto sospechamos ese mismo sentimiento en los demás, que si nos acontece pedir un consejo o un informe, perdemos toda la confianza en lo que se nos dice, a poco que supongamos que hay en ello algún interés.
Al punto pensamos que nuestro consejero quiere valerse de nosotros como instrumento suyo, y atribuimos su parecer, más que a la prudencia de su razón, a sus intenciones secretas, por grande que sea la primera, por débiles y lejanas que fuesen las segundas”.

Fragmento de "Crónicas de la América profunda" - Joe Bageant


"Lo que me impresionó mientras le escuchaba hablar fue lo siguiente: Tom es tan inteligente como yo. En el instituto escribía mejor que yo y en aquella época decía a menudo que quería ser escritor, pintor, músico. ¿Qué fue de sus sueños? Estarán en el mismo lugar adonde van a parar los sueños de los niños que pertenecen a las familias de los trabajadores pobres. Los sueños se escapan por la misma puerta por la que nunca entra la oportunidad de una educación decente. Se desvanecen en rincones perdidos de lugares como Vietnam o por las polvorientas calles de Iraq. Desaparecen entre la ceremonia de graduación del instituto y la necesidad inmediata de ganarse la vida (los trabajadores blancos no viven de sus padres por mucho tiempo, sólo hasta que cumplen los 12 años). Esto te curte y acabas esperando en la sala de recursos humanos de Rubbermaid mientras rellenas una solicitud para trabajar extrayendo los carteles amarillos de CUIDADO: SUELO MOJADO de un molde caliente o durante el turno de noche metiendo cables eléctricos por las tuberías callejeras en una ciudad de hormigón sin ventanas. Y una vez que aceptas tu destino como ciudadano de esa ciudad nocturna, te vuelves aún más duro."


La fotografía fue tomada en un bar de Brooklyn en 1960 - Desconozco el autor.

Ha fallecido Dave Brubeck

Dave Brubeck en una imagen de 1965


Ayer, día 5 de diciembre, a los 92 años de edad, fallecía el gran jazzista Dave Brubeck, y no es de extrañar que alguien que es especialmente recordado por el temazo "Take five" eligiera, si es que eso se puede elegir, tal fecha para dejarnos.

Brubeck es uno de los principales representantes del cool jazz, en su línea principal, el jazz de la Costa Oeste (West Coast jazz) y uno de los músicos de jazz más populares entre los no aficionados. Nació en 1920 en el seno de una familia burguesa y muy religiosa. La madre de Brubeck estudió piano en Inglaterra y llegó a ser concertista de piano; en casa, impartía lecciones para obtener un dinero extra. Sus dos hermanos mayores estudiaban música clásica y el joven David, estudiaba piano y violonchelo desde los nueve años. Profundiza sus estudios de piano, teoría y composición en el "College of Pacific" tras renunciar a sus estudios de veterinario. Brubeck no estaba especialmente interesado en principio en aprender un método determinado, y así prefirió crear sus propias melodías y luego aprendió a leer partituras, resultándole esto último algo imposible en sus primeras lecciones debido a sus problemas de vista. En la facultad, Brubeck fue expulsado muy pronto cuando uno de sus profesores descubrió esa laguna en sus conocimientos. Varios de sus profesores apelaron a su habilidad con el contrapunto y la armonía, pero la escuela tenía miedo de que causase un escándalo, y solo consintió en permitir su graduación si prometía no enseñar nunca piano.
Dave Brubeck - 1954
El ejercito lo envía en 1944 a combatir con las fuerzas aliadas en Francia y tras el armisticio, dirigió una pequeña orquesta militar. Cuando vuelve a EE.UU. estudia con el prestigioso compositor francés, Darius Milhaud y organiza un octeto experimental con otros alumnos del maestro francés.

Ídolo manifiesto de Duke Ellington - su música hizo que Brubeck abandonara los terrenos de la música clásica por el jazz - soportó al principio de su carrera, criticas durísimas sobre su forma de tocar, sobre su música y sobre su calidad como pianista. Con la perspectiva histórica que da el tiempo, se le reconoce el haber intentado, y en cierto modo logrado, una fusión entre elementos de la música europea y el jazz, sobre todo en su faceta de compositor. Escribió numerosos estándares del jazz, entre los que se incluyen "In Your Own Sweet Way" y "The Duke", vistiéndolos con ese estilo suyo, tan particular que oscila entre lo refinado y lo exuberante, reflejando influencias de la música clásica y atreviéndose con la improvisación. En mucha de su música emplea las marcas del tiempos, con las que experimientó a lo largo de su carrera, grabando Pick Up Sticks en 6/4, Unsquare Dance en 7/8 y "Blue Rondo à la Turk" en 9/8.
 
En 1951, crea su famoso cuarteto "Dave Brubeck Quartet" con el saxofonista alto, Paul Desmond, desde donde se lanza a dar conciertos por colegios y universidades hasta que en 1954, la prestigiosa revista "Time", le dedica su portada. Cuando en 1956, se incorpora al cuarteto el excelente batería, Joe Morello y el no menos magnifico contrabajista, Gene Wright en 1958, el cuarteto se refuerza sensiblemente ganando en calidad y eso hace que Brubeck y Desmond, empiecen a ser conocido fuera de los Estado Unidos realizando giras por los cinco continentes con el patrocinio del Departamento de Estado americano.

Una sensacional foto de "Dave Brubeck Quartet" - Paul Desmond al saxofón, Dave Brubeck al piano, Joe Dodge a la bateria y Bob Bates con el contrabajo - 1967
El éxito de masas y publico, le llega en 1959 cuando graba la extraordinaria composición creada por Paul Desmond, "Take Five". El éxito de aquel disco grabado para Columbia, titulado "Time Out" produjo records de venta y de audiencia que se prolongó prácticamente hasta la marcha de Desmond del cuarteto, hecho que ocurrió en 1967.

"Take five" fue grabado en los estudios de Columbia en la Calle 30 de la ciudad de Nueva York el 25 de junio y el 18 de agosto de 1959 y se convirtió en uno de los discos más conocidos del grupo, debido a su distintivo y contagioso saxofón y el empleo de un compás inusual de 5/4 —de allí deriva el nombre de la canción—.Si bien "Take Five" no fue la primera composición de jazz en utilizar este compás, sí fue una de las primeras piezas en lograr una amplia aceptación comercial en los Estados Unidos. Tras la muerte de Desmond en 1977, éste ordenó ceder las regalías de sus composiciones, incluyendo "Take Five", a la Cruz Roja norteamericana, la cual ha recibido sumas de aproximadamente cien mil dólares al año lo que da una idea del inmenso éxito de este tema.

Y ahora llega el momento de escuchar su música:
 
Take Five
 
In your own sweet way
 
My favourite things
 
St. Louis Blues
 
Un repaso por sus grandes temas: St Louis Blues (W.C. Handy) 0:00 - Koto Song (Brubeck) 8:11
Three To Get Ready (Brubeck) 14:12 - In Your Own Sweet Way (Brubeck) 18:30 - Take Five (Desmond) 24:39.

Fuentes:
La discoteca ideal del jazz - Joan Riambau - Planeta
Enciclopedia Ilustrada del Jazz - Ediciones Jucar

Poema "Sueño a menudo" de Paul Verlaine




Paul Verlaine
Sueño a menudo

Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
De una mujer ignota que adoro y que me adora,
Que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
Y que las huellas sigue de mi existencia errante.

Se vuelve transparente mi corazón sangrante
Para ella, que comprende lo que mi mente añora;
Ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
Y lo perdona todo con su sonrisa amante.

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
El de virgen de aquellas que adorando murieron.

Como el de las estatuas es su mirar de suave
Y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
Un eco de las voces queridas que se fueron.

La fotografía muestra un detalle de la escultura "Summer" de Aristide Maillol