viernes, 10 de mayo de 2013

Jean-Paul Sartre.- El Existencialismo es un humanismo





...el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y  después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así, pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace. …este es el primer principio del existencialismo.

Dostoievsky escribe: Si Dios no existiera, todo estaría permitido. Este es el punto de partida del existencialismo. En efecto, todo está permitido si Dios no existe y, en consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo
excusas. Si, en efecto, la existencia precede a la esencia, no se podrá jamás explicar la referencia a una naturaleza humana dada y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libre, el hombre es libertad.


 Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre.

Michel Foucault.- La importancia de la filosofía



“Se trata de la curiosidad, propia de la actividad filosófica: el único tipo de curiosidad, en todo caso, que merece la pena practicar con cierto empeño: no aquélla que intenta asimilar lo que conviene conocer, sino la que permite desprenderse de uno mismo. ¿De qué valdría la obstinación del saber si no hubiera de asegurar más que la adquisición de conocimientos y no, de un cierto modo y tanto cuanto se pueda, el extravío de quien conoce? Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si se puede pensar de otro modo que como se piensa y percibir de otro modo que como se ve es indispensable para continuar mirando y reflexionando. Quizá se me diga que estos juegos [de uno] consigo mismo han de permanecer entre bastidores; que forman parte, como mucho, de esos trabajos de preparación que se borran por sí solos cuando han surtido sus efectos. Pero entonces, ¿qué es hoy la filosofía –me refiero a la actividad filosófica– si no es el trabajo crítico del pensamiento sobre sí mismo? ¿Y acaso no consiste, en lugar de en legitimar lo que ya se sabe, en intentar saber cómo y hasta dónde sería posible pensar de otro modo? Siempre hay algo de irrisorio en el discurso filosófico cuando quiere, desde el exterior, dictar la ley a los demás, decirles dónde está su verdad y cómo encontrarla; o cuando está seguro de juzgarlos con inocente objetividad; pero está en su derecho de explorar lo que, al ejercerse respecto de un saber que le es extraño, puede ser cambiado en su propio pensamiento. El ensayo –que es preciso entender como experiencia modificadora de uno mismo en el juego de la verdad y no como apropiación simplificadora de otro con fines de comunicación- es el cuerpo vivo de la filosofía, al menos si ésta es hoy todavía lo que antaño fue, es decir, una «ascesis» , un ejercicio de sí, en el pensamiento.”

Historia de la sexualidad. VOL. 2 El uso de los placeres. México, Siglo XXI, 1986.