martes, 28 de mayo de 2013

Virginia Woolf.- Diario de una escritora



” Casi todo me atrae. Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable. ¿Por qué no hay un descubrimiento de la vida? Algo para ponerle las manos encima y exclamar: “¿Es esto?” Mi depresión es un sentirme acosada. Estoy buscando: pero no, no es eso… no es eso. ¿Qué es entonces? ¿Tendré que morir sin haberlo encontrado? Y luego (como anoche, cuando atravesaba Russell Square) veo las montañas en el cielo: las grandes nubes; y la luna que se está alzando sobre Persia; tengo una grande, sorprendente impresión de que hay algo allí, que es “eso”? No es exactamente la belleza a lo que me refiero. Quiero decir que la cosa en sí basta: es satisfactoria; acabada. También una impresión de mi propia rareza, de la rareza de estar caminando sobre la tierra. También está ahí, la infinita extrañeza de la posición humana; estar atravesando Russell Square, con la luna allí arriba y las nubes como montañas. quién soy yo, qué soy, y todo el resto; preguntas que siempre flotan en torno: y de pronto doy de narices con algún hecho concreto -una carta, alguien- y vuelvo a ellos con un gran sentimiento de frescura. Y así continúa. Suelo toparme frecuentemente con este “eso”, y experimento entonces un gran reposo."

La Pantera Rosa




La pantera rosa, ese felino personaje que ha hecho las delicias de pequeños y mayores, que siempre ha mostrado los gestos y el andar de un elegante gentleman inglés y que siempre anda metido en algún chaplinesco embrollo, nació de una manera bastante singular.

Este personaje fue creado expresamente para ilustrar los créditos iniciales y finales de la película "La pantera rosa" (1963) de Blake Edwards en las que "La pantera rosa" no era otra cosa que un diamante de gran valor que un renombrado ladrón de guante blanco conocido como "El fantasma" pretendía robar. Blake Edwards hizo el encargo a Friz Freleng que cuenta entre sus creaciones a otros personajes muy conocidos del mundo de la animación como: Bugs Bunny, el cerdito Porky , Piolín, el gato Silvestre o Speedy Gonzales. Solo recibió tres coordenadas el personaje había de ser gracioso, mudo y de color rosa.

Una vez tuvo carta de nacimiento, resultó que los créditos para los que fue creada llamaron la atención de forma soberbia y hasta llegó a ocupar la portada de la revista Time. Fue entonces cuando los productores se plantearon crear un cortometraje de animación con la pantera rosa como protagonista, que titulado "The Pink Phink" ganó el Oscar al mejor cortometraje animado y que terminó siendo el capítulo piloto para la serie de animación que todos hemos conocido.

El tema musical, que es uña y carne con el dibujo de animación, es obra de Henry Mancini y pertence a la banda sonora original de la película de Edwards, desconozco si lo compuso teniendo ya en mente al felino rosa, pero quien duda que encajan a la perfección. Es una obra del más puro estilo jazzístico interpretada normalmente por el británico Tony Coe.

 
 
El tema de "La Pantera Rosa" tocado por la "Terry Gibbs Band" con Henry Mancini al piano y Plas Johnson al saxofón.  
 

 El primer capítulo de "La Pantera Rosa": The Pink Phink

Haruki Murakami: Literatura Pop

Haruki Murakami fotografiado por Markus Jans para Vogue.

The Beatles, Bob Dylan o Pearl Jam interpretan algunos de los pasajes de las novelas de este japonés introvertido que corre maratones y es fanático del jazz.

Murakami, a quién se le atribuyen las influencias de Francis Scott Fitzgerald, John Irving o Raymond Carver, a los que él mismo ha traducido, parece haber dado con la clave para unir el carácter asiático y la cultura occidental. Personajes solitarios, reflexivos, con una sensibilidad especia,l que buscan respuestas y avanzan por el mundo con una brújula sin norte.

Fragmentos “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”

“Cuando nos abandonan, resulta durísimo permanecer en el mismo lugar y seguir viviendo solo. Esto lo sé muy bien. Pero, en este mundo, nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada.“

“El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al tiempo que herimos al contrincante, nos herimos a nosotros mismos. Cuanto más grave es la herida que le infligimos, más grave es la nuestra. Puede llegar a ser fatal. Pero no es fácil librarse de él.”

“Me imaginé convertido en el pájaro-que-da-cuerda, surcando el cielo del verano, posándome en la rama de un árbol, dándole cuerda al mundo. Si era cierto que el pájaro había desaparecido, alguien tenía que asumir sus funciones.”

Fragmentos “Tokio Blues”

“Ahora la primera imagen que perfila en mi memoria es la de aquel prado. El olor de la hierba, el viento gélido, las crestas de las montañas, el ladrido de un perro. Esto es lo primero que recuerdo. Con tanta nitidez que tengo la impresión de que si alargara la mano, podría ubicarlos, uno tras otro, con la punta del dedo. Pero este paisaje está desierto. No hay nadie. No está Naoko.”

“Leía mucho, lo que no quiere decir que leyera muchos libros. Más bien prefería releer las obras que me habían gustado. (...) Así pues, no tenía este punto en común con los demás, y leía mis libros a solas y en silencio. Los releía y cerraba los ojos y me llenaban de su aroma. Sólo aspirando la fragancia de un libro, tocando sus páginas, me sentía feliz.”


Esta entrada está tomada de la página del escritor José Manuel Pérez Padilla, que os recomendamos sin reservas que visitéis. Os dejo el enlace: http://www.facebook.com/PerezPadilla.Novelas?ref=ts&fref=ts

Robert Koch y la pereza.-

No habían sido pocos los castigos y reprimendas escolares que había recibido el después laureado Robert Koch, de manos de sus profesores y siempre por su insistente falta de interés en sus estudios. En cierta ocasión un profesor suyo llegó a castigarlo con la redacción de un escrito de al menos tres folios alrededor del tema: ¿Qué es la pereza?

 Robert Koch escribió el trabajo que le había sido impuesto y que sin duda reflejaba muy a las claras la esencia del tema sobre el que debía versar. En el primer folio ponía "Esto", en el segundo escribió "Es" y acabó en el tercero con "Pereza".

Supongo que con el tiempo se enmendaría, tal como muestra la importancia de sus descubrimientos, pero nadie puede dudar que de joven ya era capaz de tratar con concisión y exactitud los problemas que le eran planteados.

Robert Koch (1843-1910) era un insigne médico alemán que legó su apellido a uno de esos bacilos que terminaron haciéndose famoso para muchos de nosotros, el bacilo de Koch, toda vez que fue este médico el que lo descubrió y con él la causa de la tuberculosis. No se quedaría ahí y también tiene en su haber el descubrimiento del bacilo del cólera, meritos más que suficientes... para hacerse acreedor al Premio Nobel de Medicina que le fue entregado en 1905. Son famosos sus postulados de Koch y es considerado unánimemente como el fundador de la bacteriología.

Hay una frase suya que dice: 


 "Cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue al efecto."