martes, 4 de junio de 2013

Hermann Hesse.- Escritos y poemas legados por Hermann Lauscher



«Trago a trago ahogo un pedazo del cielo azul de los poetas, una provincia de mi fantasía, un color de mi planeta, una cuerda de mi arpa, un trozo de arte, un pedazo de fama, de eternidad. ¿Por qué? Porque tampoco vale la pena vivir para todo eso. Porque no vale la pena vivir para nada; porque una vida, con una finalidad determinada, es un azote; y, sin fines, algo insípido».


Jorge Luis Borges: Lo perdido

 
 

JORGE LUIS BORGES
LO PERDIDO

¿Dónde estará mi vida, la que pudo
haber sido y no fue, la venturosa
o la de triste horror, esa otra cosa
que pudo ser la espada o el escudo
y que no fue? ¿Dónde estará el perdido
antepasado persa o el noruego,
dónde el azar de no quedarme ciego,
dónde el ancla y el mar, dónde el olvido
de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura
noche que al rudo labrador confía
el iletrado y laborioso día,
según lo quiere la literatura?
Pienso también en esa compañera
que me esperaba, y que tal vez me espera.

Lord Byron y su perro "Boatswain"

 
 
Lord Byron tenía un gran aprecio por los animales; de hecho se cuenta que mientras estudiaba en Cambridge, guardó un oso en una institución en donde estaban prohibidos los animales domésticos. En otras épocas de su vida tuvo de compañía a los más variados animales, desde zorros a águilas, pasando por monos, loros, gatos y un curioso etc. Pero su cariño llegó a cotas dignas de recordar en el caso de su perro, por el que fue capaz de poner en riesgo su propia vida. El caso es que en cierta ocasión que viajaba a bordo de un barco, su magnífico perro de raza terranova, llamado "Boatswain" (que se podría traducir por "contramaestre") cayó al agua y el famoso escritor de "El corsario" exigió al capitán que parara la nave y enviara a alguien a rescatar al animal. Como quiera que el capitán le contestó que solo podía hacer una cosa así cuando era una persona la que estaba en el agua, Byron, sin pensárselo dos veces, se tiró al mar y tras coger al perro pidió nuevamente al capitán que parara la nave, ahora sí, con un hombre a quien salvar. No es de extrañar que Lord Byron dijera con el tiempo: "Cuanto más conozco a los hombres más aprecio a mi perro". De hecho cuando "Boatswain" falleció Byron le dedicó un pequeño monumento en su jardín en el que se podía leer el siguiente epitafio:

Aquí reposan
los restos de una criatura
que fue bella sin vanidad
fuerte sin insolencia,
valiente sin ferocidad
que tuvo todas las virtudes del hombre
y ninguno de sus defectos.

En la fotografía se puede ver una escultura de Lord Byron y su perro Boatswain en la londinense Park Lane. La obra fue esculpida por Richard Claude Belt y fue erigida por suscripción pública en 1881. El pedestal de mármol rosa fue un regalo del gobierno griego en agradecimiento de la participación de Byron en su revolución, en el transcurso de la cual perdió la vida