viernes, 2 de agosto de 2013

El Dictador.- Larry Charles, 2012 (Discurso final)



"Por favor, silencio…  ¿Por qué son tan anti-dictadores?

Imaginen una dictadura en los Estados Unidos… Podrían conseguir que la riqueza de todo el país quede en manos del uno por ciento de la población. Podrían contribuir al enriquecimiento de sus amigos ricos, reduciéndoles los impuestos y resarciéndolos cada vez que pierden dinero. Podrían ignorar la necesidad de salud y educación que tienen los pobres. Los medios masivos de comunicación parecerían libres pero en realidad estarían controlados por una sola persona y su familia.

Podrían intervenir teléfonos. Podrían torturar prisioneros extranjeros. Podrían arreglar elecciones y mentir sobre las razones de la guerra que están por declarar. Podrían llenar sus cárceles con integrantes de un único grupo racial y nadie protestaría. Podrían usar los medios de comunicación para asustar a la gente y respaldar políticas contrarias a los intereses populares”

Louis-Ferdinand Celine: El escritor maldito


"Me gustan las ciudades desconocidas, son lugares donde aún se puede pensar que la gente que nos rodea es amable"

Ahora que es época de viajes, toma toda su dimensión esta aguda frase del escritor francés Louis Ferdinand Céline, sin duda un escritor maldito a pesar de ser considerado como uno de los más influyentes del siglo XX, al desarrollar un estilo literario novedoso que modernizó tanto la literatura francesa como la universal.
En realidad se llamaba Louis Ferdinand Auguste Destouches (1894-1961) pero adoptó "Celine" a modo de apellido, cuando en realidad era el nombre de su abuela y uno de los nombres de su madre. Tras Proust es el autor más traducido y popular de la literatura francesa del pasado siglo resultando su obra más famosa "Viaje al fin de la noche", en la que recoge su experiencia sobre la violencia irracional de la guerra. Él mismo había sido gravemente herido en el frente occidental en 1914.

La aparición de "Viaje al fin de la noche" fue una innovación literaria sin igual. En esta obra, una narración de rasgos autobiográficos, vemos como su protagonista, Ferdinand Bardamu, enrolado en un momento de estupidez en el ejército francés y asqueado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, decide desertar haciéndose pasar por loco, no sin presentar toda suerte de personajes pintorescos, y el absurdo y la brutalidad de la guerra. El lenguaje oral, grosero y muy jergal, escandalizó a los contemporáneos y fue mucho más lejos que escritores que intentaron, antes de Céline, escribir usando este registro, como Émile Zola. Su prosa, como su forma de abordar los temas, y los temas en sí mismos, es extremadamente violenta, amarga y quebradiza. Su ritmo es salvaje, acelerado —y en él reposa gran parte del mérito literario del autor—. Su lenguaje es vivo, libre de todo tipo de formalidades, para escribir del modo más expresivo posible. Céline evidencia una visión del mundo y sus habitantes descarnada y mordaz. Defensor de presentar la miseria sin adornos que la conviertan en una parodia, considera que mostrar la naturaleza humana sin máscaras es un acto de sinceridad.

A finales de los años 30 publicó algunos panfletos de marcado carácter antisemita, por los cuales y por su huida a Alemania, junto a su esposa, Lucette, en el ultimo año de la Segunda Guerra Mundial, cuando temía por su vida fue arrestado por orden del gobierno francés acusado de colaboracionismo durante la ocupación nazi en Francia y pasa más de un año en prisión. Parece ser que en realidad no llegó a colaborar activamente con los nazis. Más tarde, en 1950, es condenado "in absentia" a un año de cárcel y declarado desgracia nacional en Francia, a donde no regresará hasta 1951 tras ser amnistiado.

 Céline retornó a la fama más adelante gracias a su trilogía en la que explica su exilio "D'un château l'autre", (De un castillo a otro, en la que describe la caída de Sigmaringen), "Nord" (Norte) y "Rigodón" (Rigodón).