miércoles, 28 de mayo de 2014

Picasso, Gilot y los restaurantes



Para mi esta foto del gran Robert Capa es la imagen de la placentera rendición del genio a la belleza. Es una imagen preciosa que transmite una singular sensación de felicidad, sin duda un canto a la hermosura de la mujer que con una sonrisa es capaz de poner a sus pies a todo un fauno. Ella es la encantadora Françoise Gilot, la musa, que aquí parece caminar bajo un palio que es sostenido por nada menos que Pablo Picasso. Eran tiempos felices en las playas de Golfe-Juan en agosto de 1948. Fueron pareja durante 10 años y se llevaban una diferencia de 40. Entre las mujeres de Picasso, Gilot fue la única que logró sacudirse la dominación emocional que ejercía sobre ellas el pintor malagueño y llegado el momento dejarlo. Era cuestión de supervivencia. Ella misma dice al respecto:

"Soy la única mujer que dejó a Picasso, la única que no se sacrificó al monstruo sagrado. Soy la única que aún está viva para contarlo. Después de todo, mire lo que les ocurrió a las otras. Tanto Marie-Thérèse como Jacqueline se suicidaron, Olga se volvió histérica y casi loca. Dora Maar enloqueció."


Picasso y Gilot por Robert Doisneau - 1952
Un determinado día, se cansó de decir a todo que si, y se acercó a Pablo diciéndole: “Si no cambia el fondo de nuestra relación, me voy a tener que ir”. Entonces él le contestó orgullosamente: “Ah, pero nadie deja a un hombre como yo”. Y ella completó: “A partir de este momento, te doy un año”. Y como los genios no cambian, a finales de 1953 ella se fue y lo abandonó. Sobre todo este periodo es muy interesante la película "Sobrevivir a Picasso" (1996) dirigida por James Ivory y con un sensacional Anthony Hopkins dando vida a Picasso.

En una entrevista con Jane Hawley para el periódico "The Sidney Morning Herald" Françoise Gilot dejó declaraciones tan interesantes como las siguientes:

"Pablo era una persona maravillosa para estar con él, era como fuegos de artificio. Asombrosamente creativo, tan inteligente y seductor. Si estaba de humor para fascinar, era capaz de hechizar hasta a las piedras. Pero también era muy cruel, sádico y despiadado con los demás y consigo mismo. Todo debía ser como él decía. Una estaba allí a disposición de él: él no estaba a disposición de nadie. Pablo creía que era Dios, pero no era Dios ¡y eso lo irritaba! Fue el amor más grande de mi vida, pero había que tomar medidas para protegerse. Yo lo hice: me fui antes de terminar destruida. Las otras no lo hicieron, se aferraron al poderoso minotauro y pagaron un precio muy alto."

"Mi relación con Picasso fue un romance de época de guerra, las circunstancias extremas nos unieron de una manera que nunca se hubiera dado en épocas de paz -admite con franqueza-. Era la Segunda Guerra Mundial, en el París ocupado por los alemanes, una época de gran peligro y desastre absoluto. Picasso era un héroe para mi generación: había pintado Guernica y era un símbolo de resistencia contra el fascismo y el régimen de Franco. Implicaba gran coraje de su parte quedarse en París en vez de escapar a América. En cualquier momento podían arrestarlo, pero ésa era su manera de decirle no a la opresión. Varios miembros de mi familia estaban en la Resistencia, y los mataron. A mí me habían arrestado en una manifestación estudiantil y mi existencia también era precaria. Los alemanes odiaban a los estudiantes de derecho, así que yo había cambiado la abogacía por mi verdadera pasión: el arte. Todos podíamos morir mañana: eso me volvió intrépida. Conocía la reputación de Picasso con las mujeres, y sabía que irme a vivir con él podía ser una catástrofe, pero decidí que se trataba de una catástrofe que no quería perderme."

"¿Por qué siempre me contradices?". "Le contesté: Debe de ser porque tenemos un diálogo, no un monólogo. Todo el mundo te dice siempre que sí, como la corte que rodea a un rey, así que a mí me toca decir no'. Eso le gustó. Cuando todo el mundo te dice que sí, posiblemente te sientas poderoso, pero también te sientes muy solo. Yo me di cuenta de que Pablo era una figura muy solitaria." 

"Picasso siempre se sentía solo, en peligro; nadie comprendió eso. Me dijo que yo tenía una clase especial de sabiduría y de equilibrio que lo tranquilizaba, y yo creí que podía ayudarlo."

"La idea del amor de Picasso era principalmente física y posesiva, nada que ver con dar. Al mismo tiempo, su lado bueno era tan inteligente que cuando una estaba con él, escuchando sus ideas y viéndolo pintar, solía ser tan asombroso que una sentía que era testigo de un milagro. Eso era lo que daba. Si una podía apreciarlo, eso era lo que recibía de él."

Ciertamente Picasso era todo un personaje, y tiene muchísimas anécdotas. Contaré una de ellas, cambiando de tono, que servirá para hacernos una idea de cómo era la pareja a la que se enfrentaba la jovencita Gilot. 

Cierto día se encontraban en un restaurante, Picasso y su corte de amigos ilustres, entre los que se encontraban: Jean Cocteau, Guillaume Apolinaire, Juan Gris, Georges Braque, el aduanero Henri Rouseau, y el poeta y pintor Max Jacob, un grupo que era conocido como "La banda Picasso" y al que Fernando Colomo le dedico una película en 2012. Habían ya finalizado de comer y de hablar de lo divino y de lo humano, como corresponde a una reunión donde se condensa tanto talento y llegaba la hora de pagar la "dolorosa". Picasso por entonces era ya un pintor muy conocido y cotizado, incluso fuera de los círculos puramente artísticos, y todos los "cortesanos" del pintor, se hacían un tanto los remolones esperando que Picasso, que era a quien mejor le iba, se decidiera a pagar. Llegado un momento, retiró platos y cubiertos, vasos y botellas y dejó diáfano aquel blanco mantel. Tomó su pluma y sobre aquel improvisado lienzo hizo un dibujo. Tras terminarlo llamó a la dueña y le dijo mostrándole su improvisada obra, si esta serviría como pago de la comida. La señora dibujo una amplia sonrisa en la cara de satisfacción y le dijo al pintor si podría firmarlo, a lo que el pintor contestó: "Yo estoy pagando el almuerzo, no comprando el restaurante", y marcharon todos celebrando la nueva muestra del agudo ingenio de este andaluz universal.



Picasso en acción