lunes, 19 de septiembre de 2016

Stanislav Petrov, el hombre que salvó el mundo




Nadie sabe quién puede hacer las veces de "angelito de la guarda" de todos nosotros y el caso es que el 26 de septiembre de 1983 este tomó forma de un Teniente Coronel del ejército ruso llamado Stanislav Petrov (1939/----). Ese día en el que todos estuvimos a punto de pasar a mejor vida, este militar estaba encargado del búnker Serpujov-15, el Centro de mando desde el que la inteligencia militar soviética coordinaba la defensa aeroespacial rusa. En definitiva era el encargado de verificar cualquier ataque sobre la Unión Soviética y de ser producirse alguna alarma dar comunicado inmediato a sus superiores para iniciar una respuesta rápida y fulminante a dicha ofensiva, fase en la que ya poco se iban a parar a pensar, con lo ocupados que iban a estar apretando botones.

El entorno sociopolítico que vivian en esas fechas no era además el más propicio pues hacia tres semanas que un caza soviético había disparado sobre un avión de pasajeros surcoreano que invadió su espacio aéreo, provocando la muerte de 269 personas, entre las que había varios americanos. Y con ese incidente empezó a moverse todo el engranaje de esa época tan convulsa que fue la guerra fría. Empezaron las maniobras táctico estratégicas de la OTAN que la KGB interpretó como el preparativo de un ataque inminente y se dio alerta a toda la oficialidad y espías rusos de que estuvieran alerta ante el posible comienzo de una guerra nuclear.

Y con todos los ingredientes para hacer ya un buen pastel, faltaba la guinda. Ésta apareció en forma de señal de un misil balístico que avanzaban desde Estados Unidos hacia Rusia y que explosionarían en 20 minutos, eso es lo que mostraban las pantallas del ya mentado búnker Serpujov-15 y para colmo esta señal fue seguida de la alarma por otros cuatro misiles más que se dirigían a territorio soviético. Según el satélite de vigilancia soviético OKO, la URSS estaba sufriendo un ataque nuclear. Pero allí estaba nuestro héroe el señor Stanislav Petrov intentando quitarle la razón a Groucho Marx cuando decía "La inteligencia militar es una contradicción en los términos" y el buen hombre se puso a pensar, intentando olvidarse de ese contexto de presión internacional abrumadora que ya hemos contado y le pareció harto inverosímil que si Estados Unidos se decidía a efectuar un ataque lo hiciera tan sólo con cinco misiles, cuando disponía de miles, ofreciendo de esta manera una capacidad de respuesta tan abrumadora a su enemigo. Para él la cosa estaba clara y pensó que se trataba de un error y que esperaría los 20 minutos que mediaban hasta el primer impacto anunciado por el ordenador y comprobar así su teoría, postergando hasta entonces el cumplimiento de la orden de dar aviso a sus superiores, teniendo para sí como seguro que si avisaba habría un lanzamiento masivo de misiles por parte de su país. Pasados esos tensos minutos no ocurrió nada. Todo había sido una falsa alarma que después se supo fue debida a un error informático provocado por la singular alineación del Sol con la Tierra y la posición del satélite soviético OKO que era el que suministraba la información al bunker Serpujov-15.

Stanislav Petrov había salvado al planeta de una segura guerra nuclear con todas sus consecuencias gracias a su frialdad y buen juicio, pero el caso es que a sus superiores no le pareció una conducta adecuada, considerando que había incumplido las órdenes recibidas y que debían haber sido ellos los que valoraran la certeza o falsedad de la alarma. De esta manera fue amonestado y destinado a puestos inferiores, siendo finalmente jubilado anticipadamente, al considerarse que los militares no deben pensar. El suceso que es conocido como "el incidente del equinoccio de otoño" fue mantenido en secreto durante años y cuando la comunidad internacional lo supo la ONU acordó entregarle una felicitación pública al señor Petrov por poco más o menos que haber salvado el mundo. A este premio le siguieron otros otros reconocimientos a nivel mundial. En un documental que se hizo en su honor titulado "The Red Button & The Man Who Saved The World" ("El botón rojo y el hombre que salvó el mundo", 2008) Petrov afirmaba: "Todo lo que pasó no me concernía - era mi trabajo. Estaba simplemente haciendo mi trabajo y fui la persona correcta en el momento apropiado, eso es todo. Mi última esposa estuvo diez años sin saber nada del asunto. '¿Pero qué hiciste?', me preguntó. 'No hice nada'". Qué nivel! Ni ante su esposa alardeaba, vamos que durante tanto tiempo ni siquiera le había contado aquella "pequeñita" anécdota.